Las
dificultades de un alumno con discapacidad auditiva son el nivel de vocabulario
y lenguaje en el que acceden a los aprendizajes; hay que determinar el nivel de
competencia curricular que tienen, y partir del mismo, es decir, adaptarse a su
nivel; y, en función del tipo de pérdida auditiva, realizar una serie de
adaptaciones.
Priorizar
las áreas del ámbito lingüístico y la comunicación.
Ø
Anticipar
las adaptaciones curriculares de acceso y/o significativas antes del inicio de
la escolarización. Deberá poseer en su centro escolar todos los recursos
materiales, ayudas técnicas y profesionales que le correspondan.
Ø
Acceso
temprano a un código lingüístico que en su futuro le permita comunicar y
pensar.
Ø
Necesitan
recibir información precisa y suficiente de los contenidos. El profesorado
deberá potenciar el aprendizaje significativo de los alumnos con deficiencia
auditiva partiendo siempre de lo que estos alumnos conocen.
Ø
Asientos
preferentes: el alumno sordo se tiene que ubicar dentro del aula en un lugar
que compense al máximo sus dificultades de atención y en el que pueda
participar positivamente en la dinámica del grupo.
Ø
Acceso
adecuado y adaptado a los textos escritos; los alumnos con deficiencia auditiva
tienen una gran dificultad para entender los libros de texto, así que cada vez
que se comience a trabajar un texto, el profesor debe asegurarse de que
comprenden las ideas.
Ø Los alumnos con sordera necesitan
ser respetados y aceptados en su diferencia.
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